Se trata de fenómenos de origen natural, como terremotos, inundaciones o tormentas, que pueden tener efectos devastadores en las infraestructuras, las viviendas y las actividades humanas. Estos fenómenos, a menudo imprevisibles, plantean grandes retos para la seguridad de los usuarios y la protección de los bienes. Por tanto, es esencial comprender estos riesgos para poder anticiparlos y gestionarlos mejor, y limitar sus consecuencias.
Representan una amenaza importante porque afectan directamente a la estabilidad y la seguridad de las estructuras. Los terremotos, por ejemplo, suponen una amenaza importante para los cimientos y las estructuras de las infraestructuras. En las zonas sísmicas, los movimientos del terreno pueden provocar grietas e incluso derrumbes, comprometiendo la integridad de la estructura. Las normas sísmicas son, por tanto, cruciales para minimizar estos riesgos.
Los corrimientos de tierra son otro fenómeno geológico temido, sobre todo en zonas montañosas o de ladera. Suelen producirse tras fuertes lluvias o la saturación del suelo con agua, lo que provoca un desplazamiento repentino de masas de tierra. Estos desprendimientos no sólo pueden desestabilizar estructuras, sino también sepultar zonas enteras, perturbando el funcionamiento de estas estructuras.
Son especialmente preocupantes por su imprevisibilidad y su impacto potencialmente devastador. Las inundaciones, por ejemplo, son uno de los riesgos climáticos más comunes. Pueden sumergir ciudades y campos, causando graves daños a materiales y equipos. También provocan graves trastornos en la circulación de mercancías y materiales.
Las tormentas y los vientos fuertes representan otro riesgo importante, sobre todo para estructuras como torres y puentes. Estos fenómenos pueden causar daños tanto a los equipos de una estructura como a su integridad estructural. Por lo tanto, una buena gestión del riesgo incluye planes de emergencia para asegurar estas estructuras contra el mal tiempo.
En invierno y en las zonas montañosas, la nieve y el hielo son retos importantes. Estas condiciones meteorológicas hacen que las superficies sean resbaladizas y peligrosas, aumentando el riesgo de accidentes. La gestión de estos riesgos incluye la aplicación de medidas de retirada de nieve para garantizar la seguridad de los usuarios de la carretera.
Los riesgos hidrológicos, como las crecidas repentinas y los desbordamientos de ríos, también suponen un riesgo importante. Estos fenómenos pueden producirse rápidamente, a menudo sin previo aviso, e inundar zonas enormes, dañando las infraestructuras. La gestión del agua, en particular la instalación de sistemas de drenaje eficaces, es esencial para minimizar el impacto de estos fenómenos.
La erosión costera es otro riesgo hidrológico que amenaza especialmente a las zonas costeras. La erosión de playas y acantilados por las olas y las corrientes marinas puede debilitar los cimientos de los edificios situados cerca de la costa. Esto puede provocar un deterioro gradual o incluso la destrucción total de las estructuras. En la orilla del mar, a menudo son necesarias medidas como la construcción de diques o la revegetación del litoral para proteger las estructuras contra la erosión.
Beyond Asset y su módulo MyMaintenance son esenciales para gestionar los riesgos naturales gracias a dos funciones principales: la planificación preventiva y la reacción rápida.
MyMaintenance permite programar intervenciones específicas antes de las estaciones de alto riesgo (como lluvias o tormentas) para reforzar las infraestructuras y evitar averías. Anticiparse al impacto de los fenómenos climáticos permite reducir los daños potenciales.
En caso de evento natural, MyMaintenance centraliza los protocolos de emergencia y supervisa los equipos en tiempo real. Esto permite una respuesta rápida y coordinada, dando prioridad a las intervenciones en los activos más vulnerables, limitando así las interrupciones y los daños.